Es domingo. Y ya no es verano. Y ya no hay sol. Y ya empieza a soplar viento fresco. Saqué del placard el tapado marrón que tanto me gusta y un saquito de lana violeta abotonado. Enciendo “el” tele (por decirlo en idioma neuquino…como si dijera “cole” en vez de colectivo) y por segunda vez –en 3 días- engancho Eternal Sunshine of the Spotless Mind…y me quedo pensando en lo que Joel Barsih le dice a Clementine: “Podría morirme en este instante. Simplemente soy feliz”. La imagen es lindísma. Los dos acostados sobre el hielo, mirando el cielo, las estrellas, nada más que eso. Y me acuerdo entonces de lo que Abril, Nicolás y Alfred charlan en un restaurante (que se quedó en el tiempo) de Miramar, en la película Incómodos: saber la fecha exacta en la que te vas a morir te permite animarte a lo que sea cada día, porque sabés que nada te va a pasar. Sabés que ese día no es tu día, que tu día llegará más adelante. ¿Pero hay un destino ya marcado desde el día en que nacemos? ¿Algo así como un mapa de nuestra vida? Me cuesta creerlo. Lo que sí creo es que no es lo mismo buscar la felicidad que evitar el sufrimiento. Vivir evitando es como vivir con miedo, me asusta la idea. Prefiero buscar, aunque no tenga certezas de encontrar (¿encontrar qué?).
Acá, uno de los grandes temas de la peli Eternal Sunshine…: http://www.youtube.com/watch?v=6l3j7A_q-i4&feature=related
Y acá, el tráiler de Incómodos: http://www.youtube.com/watch?v=BxQELM9KSfg