A pesar del azul del cielo, tormentas de verano se esconden tras los cerros nevados. La helada sobre cuerpos inertes lastima el alma. Hacen falta abrazos cálidos que se enrosquen en lánguidos estuarios.
El lago nos mira, te mira. La luna está en tu frente, en tus cejas, en tu iris.
Si despertaras, podrías escuchar tu música, la nuestra.
Ser irrefrenable, plaga maldita...
Te veo llorar y me pongo yerma, tierra infértil, seca.
Que lo bello se perpetúe.
Que lo bello se perpetúe.
Que el mal presagio sólo sea un naufragio.
Mis ojos permanecen cerrados.
No es menester la vista para despejar remordimientos.
La memoria se ha fraguado. Apenas recuerdo la última palabra y eso me basta para continuar.
Y sigo,
continúo,
avanzo,
adelante,
sigo...
continúo,
avanzo,
adelante,
sigo...
Poesía publicada en "El decir textual", tomo 3. Editorial de los Cuatro Vientos. Abril, 2007. (En la Feria del libro: pabellón azul, stand 305)