Wednesday, December 21, 2005

La habitación y yo



Una noche estaba la habitación y yo. Acomodada sobre un rincón de la pieza, en penumbras, con la tenue luz de la luna.
Puse el cassette número uno en el grabador y las palabras empezaron a emerger como desde otro tiempo, otro lugar.
Desde ese otro tiempo y espacio él me invitaba a beber un trago, fumar un cigarrillo, tomar un café caliente. Me incitaba a imaginar interlocutores válidos que pudieran escuchar mis palabras, que por esas horas estaban huérfanas de oídos.
Buenos Aires se fundía de modo confuso con un París húmedo, pequeño, sucio y hermoso, con aires nocturnos y olor a sábanas gastadas. Mi habitación podría haber sido cualquier otra. Con libros debajo de la cama, discos de Charlie Parker, hojas, diarios, revistas viejas...



Ya casi cuando el cassette llegaba al final del lado A, caminé hasta el alfeizer y me asomé por la ventana. Encendí un cigarrillo. El humo elegía golpearse con las estrellas y la luna. Las palabras continuaban su trayecto. Me caigo y me levanto, un helado de vainilla con un bizcochito, mi hermana la mayor, un tranvía que chirriaba... me gustaba ese acento afrancesado. Había una musicalidad, un tono, una poética que me atraía hasta lo más hondo. Una adolescencia cargada del más absoluto platonismo...


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