1 03 08 8:30 AM...Partida del Tigre, río, tierra, Carmelo, Montevideo.
Se ve distinto. Se siente diferente. Las montañas dejaron lugar al médano, al mar, a la ciudad, a la playa. Esta vez, marzo tomó el lugar de enero y la temporada de estudio adelantó su calendario.
La bolsa de dormir se ha transformado en cama cucheta y no hay barro sino arena. Roca lisa que asoma entre la espuma de aquel oleaje, que lleva y trae el recuerdo.
Son esas cuadras desde la avenida 8 de Octubre las que inundan la retina de fotografías viejas que resisten al tiempo. Una fábrica abandonada se erige como la más excelsa muestra paradojal de lo que alguna vez se llamó calle Industria.
Los que no están acá, están allá, pero en el recuerdo de las que aún quedan. Los lugares se nos aparecen como un testigo que nunca falla. Nos hablan en cada esquina, nos observan a través de un follaje, nos respiran y acarician, como la brisa que nos despeina.
No quiero que me des más aire. Quiero yo tener el aire y guardarlo por siempre.
Lo escrito sepulta al hablar, pero éste atesora el caudal de lo no planeado, lo que es permeable al pensar... aunque en el fondo siga siendo la mera ilusión de una imposible libertad.
4 03 08. Cuando cae la tarde en el diablo tranquilo.